Una tipografía geométrica originada en 1987 en la ENAP Xochimilco
¿Hoy si van a trabajar, vagos?
Por Eduardo Álvarez del Castillo Sánchez
Compás, escuadras y lápices, estilógrafos, tinta y godete. Eran tiempos de trabajar sobre cartulina, de cuidar los trazos, de procurar hacer buenos enlaces de curvas y rectas… y todo eso se repetía varias veces, tantas que parecían demasiadas, tantas que parecía un tormento. ¶ La cita para esta tortura era los jueves por la tarde en un salón del “Pentágono”, donde aparecía un personaje sarcástico de una risa franca, bromas a veces incomprensibles y frases plenas de ironía, hablaba un lenguaje misterioso: “picas, puntos, romanas, egipcias, ascendentes, altura equis, profundidad de la caja…”, una serie de términos nunca antes oídos pero que él solía disfrutar cuando los mencionaba. Arremetía a los alumnos con expresiones que dejaban sorprendido a cualquiera: “muérase quien se muera”, “¿hoy si van a trabajar, vagos?”, “los ausentes siempre tienen la culpa y nunca la razón” y otras del mismo corte. ¶ Este personaje solía llamarse Gerardo Aguilar Juárez. Era profesor de la ENAP, egresado de la Licenciatura en Comunicación Gráfica. Su asignatura –y dicho sea de paso, su pasión– era la tipografía. Era un diseñador hasta la médula. Era un docente agudo, pero sobretodo era un amigo. ¶ El presente proyecto tipográfico rescata uno de los ejercicios de clase del Prof. Aguilar, el alfabeto de bolsillo, que debido a su laboriosidad no alcanzó más que unos cuantos caracteres dejando en la incógnita la solución del resto. La respuesta fue simple: a través de una retícula de seis módulos (expandible a ocho, a nueve o a diez), con trazos circulares y trazos rectos, de modo que movido por la inquietud de completar el ‘set tipográfico’ diseñé el resto de la caja baja, los números, los signos de puntuación y varios glifos más para completar una tipografía de aceptable extensión y solvencia. Con emoción descubrí la simplicidad y la complejidad del ejercicio que el Prof. Aguilar planteaba, por tanto, al reunir este grupo de caracteres consideré que por fin el alfabeto de bolsillo había quedado consumado. ¶ Hace casi 30 años que conocí a Gerardo en los salones de la ENAP Xochimilco; era 1987. La última vez que lo vi –pocos días antes de fallecer– me preguntó: “¿qué estás leyendo?”, …no sé que le respondí y él, a cambio sonriente, recitó íntegra la primera frase de ‘Cien años de soledad’. Me quedé como el hielo. ¶
Julio de 2017, Xochimilco, CDMX
UT Gerado Aguilar cuenta con 209 glifos.