Breve origen de las letras

continuación se presenta una descripción sintetizada del origen de la letras que conocemos y utilizamos regularmente en el alfabeto latino, en algunos casos su procedencia es milenaria, en otros por el contrario, se remontan a la normalización necesaria en la época de la invención de la imprenta.

A

La ‘A’ es la primera letra del alfabeto español y la primera de sus vocales. Proviene de la letra griega alfa. Como antecedente, los nombres fenicios ‘alf’ y hebreo ‘aleph’ significaban buey o toro y se escribían de forma similar a la letra que conocemos hoy. Sin embargo, su forma estaba invertida, es decir, con el vértice hacia abajo para representar la cabeza del ganado. Las formas más antiguas de esta letra quizá proceden de la escritura hierática egipcia. La síntesis de una cabeza de ganado representaba la cabeza del dios egipcio Apis, un dios solar, de la fertilidad, y funerario. Cabe la posibilidad de que la elección de ‘aleph’ para iniciar el sistema de escritura no sea casual, puesto que el ganado representó riqueza y prosperidad. En el alfabeto griego esta letra asemeja a una ‘A’ moderna, aunque existieron muchas variaciones locales. La diferenciación estaba en el acortamiento de una pierna o el cambio de ángulo de la barra. En fonética, la ‘A’ representa un sonido de una vocal abierta anterior no redondeada. Para su pronunciación no es necesaria la articulación. Por su posición inicial en el alfabeto y en las vocales, se asocia a la noción del primer lugar en una secuencia. De acuerdo con Borges, el Aleph es aquel punto de espacio-tiempo donde se sintetizan todos los mundos, los tiempos y los lugares. En física, representa la unidad de intensidad de corriente eléctrica, el amperio, y ‘a’ es el símbolo de la aceleración. Además, Å es el símbolo que representa al ångström. La minúscula ‘a’ simboliza a la masa atómica. En bioquímica, se utiliza para designar a un grupo sanguíneo. La vitamina A es la responsable de crecimiento y el desarrollo, el mantenimiento del sistema inmunológico y favorece una buena visión. En álgebra, representa un valor constante. En geometría, es la expresión del área. En informática, A* es un algoritmo de búsqueda y A+ es un lenguaje de programación. La abreviatura ‘a’ es la indicación de alias, un vocablo que proviene del latín y significa ‘otro’. La ‘A’ representa al ‘As’ de la baraja, y posee el valor de uno. En Noruega existen varias poblaciones llamadas Å: una en las islas Lofoten, otra en Sør-Trøndelag y la última en Nordland. Una ‘A’ mayúscula en un círculo es el símbolo anarquista. Se sabe que ya se usaba durante la Guerra Civil Española. En la obra ‘La letra escarlata’ (1850) de Nathaniel Hawthorne, a las adúlteras de Nueva Inglaterra las obligaban a llevar una A roja en el vestido. La escritora estadounidense Sue Grafton (1940–2017), autora de la serie ‘El Alfabeto del Crimen’, (novelas de detectives) donde la primera obra es ‘A is for Alibi’. Es una preposición de uso muy variado: indica –entre otros usos– el complemento de la acción del verbo, también dirección, término o tendencia. Indica el lugar o tiempo en que sucede algo, el modo de la acción; precio, distribución o proporción, sucesión o gradación. Además, indica el complemento de la acción del verbo, también dirección, término o tendencia. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘alfa’. En diseño tipográfico, la barra horizontal de la ‘A’ se coloca un poco más debajo de la mitad de la altura. Existen muy diversos modos de conectar ambas astas y resolver la unión o ápice: afilada, con una curva suave, recta o bien con una barra superior. En el siglo XV en Italia, aparecieron dos variantes del aspecto de la ‘a’, llamadas ‘itálica’ y ‘romana’. Ambas derivan de la escritura carolingia. La forma itálica de la ‘a’ consiste en un anillo adherido a un asta vertical del lado derecho, es llamada ‘alfa latina’. La mayoría de los documentos impresos usan el estilo romano: un pequeño bucle unido a un asta que se prolonga en un brazo arqueado.

B (be)

Es probable que la ‘B’ derive del pictograma que significó ‘casa’ entre los jeroglíficos egipcios. Por lo tanto, correspondería a la vista esquemática de una planta: una figura rectangular inconclusa. En los alfabetos semítico y hebreo era la primera letra de la palabra ‘bayit’, que a su vez significaba ‘casa’. Aquel signo miraba hacia la izquierda, puesto que la escritura fenicia corría de derecha a izquierda. La estilización de esta figura originó la letra fenicia ‘beth’, luego la ‘beta’ griega y finalmente, la ‘B’ del alfabeto latino. En fonética, la ‘B’ representa un sonido oclusivo bilabial sonoro. La ortografía del español mantiene por tradición el uso de las letras ‘B’ y ‘V’, pues en latín respondían a un uso específico. Por ello, se ha respetado su empleo en ciertas palabras de acuerdo con su origen etimológico. Sin embargo, debe indicarse que subsisten casos de ‘B’ antietimológica, como en ‘abogado’ o ‘abuelo’. La ‘B’ se encuentra entre las letras con desajustes o inadecuaciones entre la pronunciación y la escritura. Eso se debe a la falta de correspondencia –producida en algunos casos– entre el sistema gráfico y el sistema fonológico del español. El resultado es la aparición de múltiples errores ortográficos relacionados con su escritura. Tradicionalmente los hispanohablantes han utilizado denominaciones como ‘be alta’, ‘be grande’, ‘be larga’, o ‘be bilabial’ para referirse a ella. Pese a la normatividad para la utilización de ‘B’ y ‘V’, desde el siglo XV estas letras carecen de distinción alguna en español. A este fenómeno se le conoce como ‘betacismo’. La diferenciación entre ciertas palabras homófonas radica en el empleo de ‘B’ y ‘V’: baca/vaca; barón/varón; hierba/hierva ó bello/vello. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘bravo’. En términos de una clasificación determinada, se indica como ‘B’ a aquella categoría secundaria o inferior. En química, la ‘B’ es el símbolo del Boro. En informática, la ‘b’ es utilizada para designar al bit y la ‘B’ para el byte. En física, representa al campo magnético, al número bariónico, así como el símbolo del belio. En diseño tipográfico, el lóbulo inferior debe ser ligeramente mayor que el superior, y a su vez, las contraformas mostrarán diferentes figuras

C (ce)

La letra ‘C’ proviene de la palabra hebrea ‘gimmel’, que significaba ‘camello’. El aspecto que mostraba eran dos líneas diagonales intersectadas en la parte superior, con probable referencia a la joroba del camello. Los fenicios modificaron su aspecto y la adoptaron con un nombre similar: ‘gimel’. Es necesario señalar que, probablemente la ‘C’ latina sea una herencia etrusca, cuyo origen es complejo. El aspecto que los etruscos le dieron se parece a una ‘K’ reflejada y poseedora de dos variantes empleadas acorde con la vocal subsecuente. Una variante se vincula con la ‘kappa’ griega, cuyos trazos se escribían separados, algo semejante a esto: ‘I<’. Y posiblemente, al paso del tiempo y por simplificación el trazo vertical fue suprimido, quedando solamente ‘<’. Para los romanos, esta letra poseía dos funciones pues representaba dos sonidos: /k/ y /g/. Hasta que Espurio Carvilio, el siglo III a. C., agregó un pequeño rasgo a la ‘C’ para crear una nueva letra y dilucidar el dilema, así surgió la ‘G’. La ‘C’ posee una doble pronunciación, tanto fuerte, como suave, según sea el caso. En fonética, representa dos sonidos: uno oclusivo velar sordo ante las vocales /a/, /o/, /u/, y otro fricativo interdental sordo ante las vocales /e/, /i/. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘charlie’. En matemáticas, la ‘C’ en la numeración romana equivale a 100. En física, la ‘C’, el símbolo del culombio, unidad de carga eléctrica en el Sistema Internacional de Unidades. Así mismo, se utiliza °C como el símbolo de los grados Celsius. La ‘c’ es la representación de la velocidad de la luz, así como a las ondas electromagnéticas. La ‘C’ es la representación de la capacidad eléctrica (capacidad de un condensador eléctrico). En química, ‘C’ representa al elemento químico carbono. La vitamina C es un antioxidante asociado con efectos benéficos en el sistema inmune. En informática es muy frecuente, pues se emplea para representar a diversos lenguajes de programación, como ‘C’, ‘C++’, ‘C#’ y ‘Objective-C’. En diseño tipográfico, la ‘C’ suele parecer más liviana que la ‘O’ al tener un lado abierto, en ocasiones puede añadírsele un remate al extremo superior.

D (de)

La letra ‘D’ procede de un ideograma egipcio que representaba una puerta con forma triangular. Aquella forma recordaba a un trozo de piel utilizado para cerrar las tiendas. Los fenicios la adoptaron para asignarle el nombre de ‘dalet’, que precisamente significa ‘puerta’. Cuando los griegos asimilaron aquella letra y la renombraron como ‘delta’ ostentaba un aspecto triangular. De igual forma, para la cultura etrusca esta letra conservó aún un aspecto muy similar. Posteriormente fue asimilada por los romanos, quienes le dieron el aspecto redondeado que conocemos en la actualidad. En fonética, la ‘D’ representa un sonido consonante obstruyente, dental y sonoro. En gramática, ‘D.’ es la abreviatura de Don (del latín ‘domĭnus’). En la numeración romana representa al número 500. En física, ‘D’ el símbolo del ‘debye’ (unidad de medición del momento dipolar eléctrico). También ‘d’ el símbolo de día. En química, es el símbolo del deuterio (un isótopo estable del hidrógeno conocido como hidrógeno pesado). La vitamina ‘D’ es primordial para la salud de los huesos, los dientes y la absorción del calcio a nivel intestinal. En geografía, el río ‘D’ (en Oregón, Estados Unidos), es el más corto del mundo con sólo 134 m de extensión. ‘D’ es una banda japonesa del género ‘visual kei’ orientada al metal-rock, fundada en 2003. ‘D’ es un lenguaje de programación creado por Walter Bright, liberado en 1999. Día ‘D’ es el nombre usado para designar al desembarco en las playas de Normandía durante la Segunda Guerra Mundial, el 6 de junio de 1944. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘delta’. En diseño tipográfico, la ‘D’ debe ser más estrecha que la ‘O’, a causa de su lado recto. La contraforma de la ‘D’ puede mostrar un aspecto de gota o lágrima. Las minúsculas ‘b’, ‘d’, ‘p’ y ‘q’ no son la misma figura reflejada, aún cuando a simple vista parezcan ser similares.

E

Determinar el origen de la ‘E’ es incierto, pues existen especulaciones al respecto, sin embargo, no hay evidencias contundentes. Las versiones acerca del origen de la ‘E’ apuntan hacia diferentes senderos. Por principio, la letra ‘hê’ semítica probablemente representó a una figura humana con los brazos extendidos hacia lo alto. Aquel signo contenía significados tales como ‘alegría’, ‘regocijo’ o ‘festejo’. Es de suponer que se basaba en un jeroglífico egipcio similar que –sin embargo– era pronunciado y utilizado en forma distinta. Para los semitas la letra ‘hê’ representó el sonido /h/, además del sonido /e/ para palabras extranjeras. Los fenicios sintetizaron la figura egipcia al adoptarla, trazando una línea vertical intersectada por tres horizontales apuntando a la izquierda. En este punto no resulta claro el devenir de la ‘E’, pues los griegos eligieron la figura fenicia, así como el sonido semítico. Se especula que los griegos adoptaron la letra ‘hê’ para convertirla en Εψιλον (Épsilon), exclusivamente con el sonido /e/. Al adoptar la figura fenicia, cambiaron su dirección y así la utilizaron hasta que llegó a los pueblos de la península itálica. Posteriormente, tanto etruscos, como romanos la emplearon y divulgaron con la misma forma que conocemos. Sin embargo, no hay ninguna relación probada entre ese signo proto-sinaítico y las versiones fenicia o etrusca, y la posterior épsilon griega o la ‘E’ latina. Por otro lado, al parecer la ‘E’ tiene conexión con un signo de tres trazos horizontales y extremos en cuña procedente del alfabeto ugarítico. A causa de todo lo anterior, es difícil establecer un linaje claro y directo para esta letra. En fonética, la ‘E’ representa un sonido una vocal semicerrada anterior no redondeada. En el dilatado trayecto del latín al español la ‘E’ fue empleada en numerosos casos para encabezar palabras o para reemplazar a otras letras. Se considera que la ‘E’ es la letra que más frecuentemente aparece en los textos en español, así como en muchas otras lenguas. El alfabeto árabe está conformado por 25 consonantes y vocales, entre ellas no se incluye la ‘E’, puesto que no se utiliza. La ‘E’ era la conjunción copulativa del español hasta el siglo XIII proveniente de la antigua conjunción latina ‘ET’. En la actualidad sustituye a la ‘Y’ como conjunción para evitar el encuentro de dos vocales que se pronuncian en sílabas distintas. Con la ‘E’ empieza la palabra más larga del diccionario académico: electroencefalografista. En matemática es la base de los logaritmos naturales y aparece en la función exponencial, debe su nombre al matemático suizo Leonhard Euler. En física es el símbolo de la energía, como en la ecuación de la teoría de la relatividad E = mc². En química es el símbolo del electrón y el valor de la carga eléctrica. En derecho ℮ es el signo de estimación utilizado en productos empaquetados de consumo en la Unión Europea para certificar que el contenido cumple los requisitos especificados. En economía se emplea para denominar a la moneda que predomina en Europa: el euro. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘echo’.

F (efe)

Su antepasada es la letra vau fenicia, así como también lo es de la ‘u’, la ‘v’ y la ‘y’. Para los griegos aquella letra fue adquirida como la ‘digamma’, es decir, una doble ‘gamma’. ‘Digamma’ quiere decir: dos veces Γ, una arriba de la otra, lo que posteriormente dará el aspecto de ‘F’, pero con otro sonido. Cabe señalar que con el paso del tiempo aquella ‘digamma’ desapareció del alfabeto griego. Los etruscos tomaron la ‘digamma’ modificando el valor fonético /v/ por el de /f/ con el que llegó a los romanos. Los griegos tuvieron una letra ‘phi’, los romanos la adoptaron como ‘ph’, respetándola en la escritura para palabras procedentes del griego o del hebreo. Posteriormente, el dígrafo ‘ph’ llegó al español con el sonido ‘F’ en múltiples palabras de origen griego. De tal suerte, en su trayectoria la ‘F’ ha atravesado por cambios de sonido, de aspecto e inclusive de posición alfabética. Finalmente, los romanos dibujaron a la ‘F’ con el aspecto con el que la reconocemos hoy. En fonética, la ‘F’ representa un sonido consonante obstruyente, fricativo, labiodental y sordo. En la jerga del internet se usa la ‘F’ para mostrar respeto ante una situación trágica (Press ‘F’ to pay respects). En estadística, hablando de probabilidad, existe la ‘distribución F’. En física, es el símbolo del faradio, unidad de capacitancia del Sistema Internacional de Unidades. ‘F’ es la representación de la fuerza. Así como, ‘f’ es la representación de la frecuencia. °F el símbolo de los grados Fahrenheit. En química, ‘F’ es el símbolo del flúor. En gramática, ‘F’ es usada como abreviatura para el género femenino. En meteorología, ‘F’ es usada para las graduaciones de la intensidad de los tornados en la escala Fujita-Pearson. EFE es una agencia de noticias internacional con sede en Madrid, fundada durante la Guerra Civil española en 1939. En fotografía, el número F es el término utilizado para referirse a la apertura del diafragma del objetivo. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘fox’ o ‘foxtrot’. En diseño tipográfico, la ‘F’ es un poco más estrecha que la ‘E’ y el brazo debe estar ligeramente desplazado hacia abajo. Un caso singular es la variedad de ligaduras que la minúscula permite realizar: ff, fi, fl, ffi y ffl

 G (ge)

La ‘G’ es una letra de creación puramente romana, pues no existía en otras notaciones alfabéticas. Su creación se deriva de la necesidad de contar con una letra específica para cierto sonido. El latín contaba con la letra ‘C’, heredada de griegos y etruscos, con la que representaron dos sonidos: /k/ y /g/. Los etruscos carecían del sonido /g/, y para los romanos resultó un problema no contar una letra específica para tal sonido. En un principio, no tuvieron más remedio que representar ambos fonemas con la misma letra, la ‘C’. Dicho inconveniente se resolvió en el siglo III a. C., cuando el esclavo liberto Espurio Carvilio agregó un rasgo a la ‘C’ para crear una letra nueva. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘golf’. En fonética, la ‘G’ representa dos sonidos: uno oclusivo velar sonoro /g/ y uno fricativo velar sordo /x/. En materia de sexualidad, el doctor Ernst Gräfenberg, ginecólogo alemán identificó una zona erógena femenina conocida como el punto G. La ‘g’ minúscula representa a la unidad de medida, el gramo. También es símbolo de la constante de gravitación universal. En música representa la nota o el acorde de ‘sol’. Es el símbolo del prefijo giga del Sistema Internacional de Unidades, o factor de 109. En diseño tipográfico, en la mayúscula el cuello rematará con uno o dos trazos, así mismo, si presenta espolón, éste mostrará distintos aspectos. La minúscula es una de las letras más bellas y complejas del alfabeto, puesto que una de sus variantes presenta un anillo, un cuello, un ojal inferior y una oreja.

H (hache)

La letra ‘H’ deriva del hebreo ‘heth’, que en las lenguas semíticas significó ‘cerrado’. El alfabeto proto-sinaítico utilizó un nudo y el fenicio a su vez, una cerca para simbolizar el concepto ‘cerrado’. Los fenicios la pronunciaban como ‘J’ aspirada, y de la misma manera lo hicieron los griegos. Cuando pasó al latín su sonido poco a poco se fue suavizando, posteriormente en el español –en un principio– también se pronunciaba aspirada. El castellano adoptó numerosos vocablos latinos que iniciaban tanto con la ‘H’, como la ‘F’. Al paso del tiempo, y puesto que en algunas zonas de España la ‘F’ también se pronunciaba aspirada, a partir del siglo XIV empezó a ser sustituida por la ‘H’. En aquella época, la gente culta al hablar pronunciaba la ‘H’ mediante una ligera aspiración. A partir del siglo XV, esa tendencia cambió radicalmente y la ‘H’ aspirada se consideró un vulgarismo, característico de gente no instruida. Algunos factores contribuyeron a observar con desprecio a las ‘H’ aspiradas, consideradas demasiado rudas y arabizadas: La expulsión de los musulmanes de la Península ibérica; el descubrimiento de América y el inicio del Renacimiento. Por lo tanto, gradualmente, aquel sonido se extinguió y la ‘H’ enmudeció completamente. Aunque en algunas zonas como Andalucía, Extremadura, Islas Canarias y algunas regiones de América la ‘H’ mantiene aquella antigua aspiración. Por lo tanto, en español no representa sonido alguno y su presencia se justifica sólo por razones etimológicas. Su hombre es hache, del francés ‘hache’, y este del latín ‘hacca’, (hacha). Paradójicamente, empezó su camino en el español escribiéndose sin ‘H’ (ache), en 1433. A lo largo de la historia ha habido varios intentos por suprimirla: en 1726, los autores del Diccionario de la Lengua Castellana publicado por la Real Academia sentenciaron que ‘la H casi no es una letra’. En 1823, el lingüista Andrés Bello y el escritor Juan García del Río solicitaron una reforma ortográfica que acabara con la ‘H’. La ‘H’ se ayuda a diferenciar palabras homófonas, como hojear y ojear, hola y ola, hala y ala. Las ‘H’ que formaban los dígrafos etimológicos ‘ph’, ‘rh’, ‘th’, y ‘ch’ han desaparecido. En física, representa el símbolo internacional de hora u horas (No es una abreviatura y por ello no lleva punto). En química, representa el símbolo del hidrógeno. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘hotel’. En diseño tipográfico, la ‘H’ mayúscula se constituye de dos astas verticales conectadas por una barra horizontal.

I

La letra ‘I’ deriva de la décima letra proto-sinaítica ‘iod’, que significa ‘brazo con mano’. Los fenicios la llamaron ‘yaud’ o ‘yod’ y los griegos la nombraron ‘iota’ y la escribían tal como conocemos la ‘I’ mayúscula. Posteriormente, los latinos la incorporaron a su alfabeto conservando el mismo aspecto que los griegos le dieron. Puesto que la iota griega no tenía punto sobre ella, durante mucho tiempo, en las lenguas romances la minúscula se escribió sin él. Ello ocasionó complicaciones para su correcta lectura: por ejemplo, la ‘i’ se confundía con la ‘u’ o con la ‘l’ minúscula. Para diferenciarla se experimentaron múltiples variantes: se escribió prolongándola por arriba o por abajo de la altura de las minúsculas. El uso del punto empezó en la Edad Media cuando los calígrafos necesitaban diferenciarla de otras letras. Su aparición definitiva tuvo lugar con la necesidad de normalizar los rasgos para el uso de la imprenta. Característicamente, para diferenciarla de la ‘Y’ se le ha llamado ‘I latina’ Cuando se dice que alguien ‘ha puesto los puntos sobre las íes’, se refiere a que una persona manifestó sus intenciones con precisión. Simultáneamente, hay que señalar que la ı (‘i’ sin punto) es una grafía empleada en los alfabetos turco, gagaúzo, azerí y tártaro. En fonética, la ‘I’ es una vocal cerrada anterior no redondeada. En el idioma inglés, ‘I’ es el pronombre de primera persona de singular (yo). La ‘I’ es utilizada en la numeración romana, donde su valor es el número uno. En matemáticas representa los números irracionales y la unidad imaginaria. En física representa el símbolo de la inercia. En electricidad representa la intensidad de corriente. En química representa el símbolo del yodo, del griego iodes (violeta). En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘india’. En diseño tipográfico, la ‘I’ es un asta vertical con remates arriba y abajo de aspecto simétrico. En algunas tipografías sin remates, la ‘I’ se retoca con barras para favorecer la legibilidad frente a la ‘ele’ minúscula o al número uno. El punto de la ‘i’ puede presentar formas desde circular, elíptica, cuadrada, rectangular o inclusive romboidal.

J (jota)

La ‘j’ es una letra que no existió en los alfabetos fenicio, griego o latino, sino que es una derivación o evolución de la ‘i’. Es necesario señalar que, en el alfabeto latino la ‘J’ era una variante caligráfica de la ‘I’. Se utilizó en la numeración romana al final de aquel número que terminaba con más de una ‘I’, posiblemente para facilitar la lectura. Durante la Edad Media, a la minúscula se le agregaba un punto arriba para diferenciar al diptongo ‘ui’ de ‘iu’. De manera indirecta, su nombre procede de la ‘iota’ griega. El sonido consonántico de la ‘J’ se produjo en la evolución del latín al castellano a través de diferentes procesos lingüísticos. Y cuando la ‘j’ se desligó de ‘i’ empezó una nueva batalla con el sonido de otras dos consonantes, la ‘g’ y la ‘x’. Hasta el siglo XVI se empezó a considerar la ‘J’ como una letra con valor propio, y fue la última incorporación al alfabeto. Hasta el siglo XVII, muchas de las palabras que en castellano moderno presentan una ‘J’, tenían una ‘X’ en su lugar, pronunciada como /sh/. Entre los siglos XVI y XVII, se hizo definitiva la separación entre la ‘i’ y la ‘j’, quedando la primera como vocal y la segunda como consonante. Curiosamente, en el idioma italiano a la ‘j’ se le denomina como ‘i lunga’ (i larga). Los primeros impresores holandeses solucionaron la disyuntiva del sonido de la ‘J’, puesto que su idioma tiene un sonido gutural muy similar a la jota española. Para representar ese sonido, recurrieron a la ‘i longa’ del latín, que se hallaba fuera de uso en las lenguas modernas. Por tal razón, se llegó a nombrar como la ‘i holandesa’. Posteriormente, los castellanos la tomaron para un sonido similar, así nació el empleo de la jota del español. Simultáneamente en el siglo XVI, Pierre de la Ramée[1] colaboró estableciendo la diferencia entre la mayúscula y la minúscula al emplearlas en la impresión. En fonética, la ‘J’ es una consonante obstruyente y fricativa velar sorda. La pronunciación de la ‘J’ varía desde la vibrante /x/, hasta la aspiración /h/, que varía a causa de la intensidad con que se articula. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘juliet’. ‘No sabe ni jota’ equivale a decir ‘no conoce la más pequeña letra, no sabe trazar la letra más simple, es un completo ignorante’; puesto que la ‘iod’ hebrea, caldea y siria era la letra más pequeña de las 22 que usaban aquellas lenguas. En física representa a la unidad del Sistema Internacional para medir energía, trabajo y calor: el joule En diseño tipográfico, tanto la curvatura y como la longitud de la cola de la ‘J’ se expresan en una extensa variedad. De igual manera, hallaremos a la terminación elaborada con un punto (redondo o elíptico), una cuña angular o bien, un remate seco.

K (ka)

La letra ‘K’ deriva de la undécima letra del alfabeto proto-sinaítico llamada ‘kaph’ o ‘kap’ que representaba a la palma de la mano. Los fenicios simplificaron sus formas, los etruscos la trazaron con líneas rectas, de manera muy semejante a lo que conocemos. Más adelante los griegos la adoptaron y reflejaron esa figura sobre su eje y la llamaron ‘kappa’. Los romanos la tomaron del alfabeto griego, sin embargo, tenía muy poco uso pues prefirieron emplear la ‘C’ o la ‘Q’. En el castellano se eliminó la terminación de ‘kappa’ y quedó reducida a ‘ka’. En la España de la Edad Media, la ‘K’ sólo se utilizó en la escritura visigoda. Se ha llegado a considerarla como una letra inútil y extranjera, desapareciendo del diccionario académico entre 1815 y 1869. Han existido intentos de reemplazarla con alternativas como ‘quilómetro’ o ‘quimono’, que finalmente no han prosperado. En resumidas cuentas, la ‘K’ conserva una situación limitada en el alfabeto, donde no gana, ni pierde terreno. En el español sólo se emplea en un número reducido de palabras cuyo origen es griego, persa, noruego, maorí, neerlandés, japonés, groenlandés o tibetano. Palabras como: kamikaze, karaoke o kayak se escriben empleando dos ‘K’. En fonética, la ‘K’ es una consonante obstruyente, sorda, velar y oclusiva. En química representa al potasio. En la orfebrería es el símbolo del kilate. En física la ‘K’ representa a la unidad de temperatura Kelvin, la ‘k’ se utiliza para señalar el prefijo kilo. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘kilo’. Joe, oficial ‘K’ del Departamento de Policía de Los Ángeles, es el nombre del replicante protagonista en Blade Runner 2049. En el béisbol, la ‘K’ se utiliza para la anotación del ponche o ‘strikeout’. En diseño tipográfico, la construcción de esta letra puede realizarse con una unión simple o doble entre el brazo y la cola. El brazo y la cola de la ‘K’ pueden fusionarse y conectar con el asta, o bien, mantenerse aislados.

L (ele)

La letra ‘L’ deriva de la duodécima letra del alfabeto proto-sinaítico ‘lamed’ que significa aguijón para buey. Dicho aguijón era un artefacto utilizado para pastorear al ganado. Los fenicios contaban con esta letra bajo el nombre de ‘cayado’, con forma de dicho utensilio empleado por los pastores. Así mismo, ‘Lamed’ para los hebreos quiere decir, literalmente, enseñar o instruir, representa al conocimiento. Los griegos la adaptaron con el nombre de ‘lambda’ pero sustituyeron la curva de la letra por un ángulo agudo. Cuando los romanos la copiaron, la figura giró radicalmente y aquel ángulo se trazó recto. Tanto para los etruscos, como para los latinos la figura de esta letra era similar. En fonética, la ‘L’ es una consonante sonante, oral, lateral y alveolar. En idioma español existe un dígrafo compuesto por dos eles consecutivas que genera una consonante diferente, la ‘elle’. Entre 1754 y 2010, el dígrafo ‘elle’ fue considerado como la 14ª letra del alfabeto español. En la numeración romana, representa al número 50. En física representa la unidad de volumen Litro. El símbolo de la libra (£ o ₤) está basado en la letra ‘L’, inicial de la unidad de masa libra. En economía, el símbolo se usa para las monedas: Libra esterlina y Lira italiana (actualmente en desuso). En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘lima’. En diseño tipográfico, regularmente el trazo de la ele minúscula apreciamos mayor altura que el de una i mayúscula.

M (eme)

La letra ‘M’ deriva de la decimotercera letra del alfabeto proto-sinaítico ‘mym’, que significó movimiento del agua. A su vez, un jeroglífico egipcio pronunciado ‘m’ mostraba una forma de línea quebrada u ondulada y era el símbolo del ‘agua’. Para los fenicios también representó el agua, fue conocido como ‘mem’, los trazos se transformaron de manera que desaparecieron las evocaciones acuáticas. Posteriormente, el pueblo griego se la apropió con el nombre ‘mi’ y de ahí se trasladó a la península itálica. Los latinos la adoptaron, igualaron la extensión de sus trazos, y ello dio lugar a la característica y majestuosa ‘M’ latina. En fonética, la ‘M’ es una consonante sonora nasal y bilabial. En el idioma español, la ‘M’ trabaja en equipo junto a otra consonante, en casos como: ‘mp’ y ‘mb’. En la numeración romana representa un millar. En física representa a la masa. En el Sistema Internacional de Unidades, la ‘m’ representa al símbolo de la unidad de longitud metro. ‘M’ es el símbolo del prefijo ‘mega’ que representa la cantidad 106 (millón). ‘m’ es el símbolo del prefijo ‘mili’ que representa la cantidad 10−3 (milésima). En las novelas y películas de James Bond, ‘M’ es el jefe del servicio de inteligencia británico MI6. ‘M, el maldito’ es una película alemana policiaca dirigida por Fritz Lang, en 1931. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘mike’. En diseño tipográfico, la estructura proviene de las formas mostradas en la Capitalis Monumentalis y en la Capitalis Rustica. Una ‘M’ puede construirse a partir del dibujo de una ‘V’ a la que se le agregan astas exteriores, con los necesarios ajustes visuales.

N (ene)

La letra ‘N’ proviene de la decimocuarta letra del alfabeto proto-sinaítico ‘nun’, cuyo significado es serpiente. En los jeroglíficos egipcios aparece representada –también– como una serpiente y de ahí tomó su forma. Esquematizada y con un rasgo más anguloso pasó primero al alfabeto fenicio con el nombre de ‘nun’. Posteriormente, en el griego ostenta la misma forma y su nombre era ‘ny’. De tal suerte, llegó al alfabeto latino con la forma ‘N’, idéntica a la que utilizamos hoy. En fonética, la ‘N’ es una consonante tanto nasal, como alveolar (dependiendo de la región geográfica de la que se trate). En química, representa al nitrógeno, que en griego significa: ‘engendrador de nitratos’, nitrum. En física, representa la fuerza normal. En geografía, simboliza el norte. En el Sistema Internacional de Unidades, representa al prefijo nano, así como al newton, unidad de medida de la fuerza. En matemáticas, representa al conjunto de los números naturales. Expresada después de un nombre, preserva el anonimato de las personas durante un proceso judicial. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘november’. En diseño tipográfico, el trazo diagonal de la ‘N’ debe dividir el espacio de forma que genere una contraforma inferior de mayor tamaño que la superior. Los vértices de la ‘N’ exceden tanto la altura, como la línea de base. El extremo superior de la diagonal puede llevar una serifa, y el extremo inferior nunca lo presenta

O

La letra ‘O’ deriva de la letra del alfabeto proto-sinaítico ‘oyn’, que significaba ojo. Para los pueblos egipcio y fenicio también era el símbolo de un ojo humano que miraba de frente. El alfabeto griego poseía dos formas relacionadas, pero con notables variaciones, un sonido breve: ‘ómicron’, y un sonido largo: ‘omega’ (Omega significa ‘O grande’ y Omicron significa ‘O pequeña’). Los etruscos en ocasiones la representaron con un punto central, sin embargo, debe señalarse que su lengua carece del sonido vocálico ‘O’. En el etrusco y en el latín arcaico está escrita con dos trazos semicirculares. En el latín tardío, la vocal ‘O’ aparece escrita como un círculo de un solo trazo. Posee la función de conjunción disyuntiva, expresa diferencia, separación o alternativa entre dos o más cosas, también utilizada entre dos términos contrapuestos y para indicar equivalencia. En estos casos, cuando la siguiente palabra comienza con el mismo sonido, se utiliza ‘u’ en su lugar. Al ser usada entre cifras se marca con tilde (ó) para distinguirla del cero. Esta letra participa en la ligadura de O y E con la forma ‘Œ’, muy frecuente en el francés, en donde su función no es estética, sino lingüística. Con la forma ‘Ø’ (o con barra) es utilizada en las lenguas danesa, feroesa, noruega y en el antiguo euskera. La ‘Ø’ se utiliza como símbolo de diámetro en el dibujo técnico y en matemáticas, es usada como ‘conjunto vacío’. En química, la ‘O’ es el símbolo del oxígeno, en griego quiere decir ‘engendrador de ácidos’ (oxys). La ‘O’ se utiliza para representar uno de los cuatro tipos sanguíneos. En fonética, la ‘O’ es una vocal semicerrada posterior redondeada, de articulación velofaríngea. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘oscar’. En diseño tipográfico la ‘O’ serif suele presentar tanto modulación angular marcada, como notable contraste en sus trazos. Paulatinamente la ‘O’ se volvió más oval y vertical, además ha presentado considerables variaciones de contraste en su trazo y construcción.

P (pe)

La letra ‘P’ deriva de la letra del alfabeto proto-sinaítico ‘peh’, que significaba boca. De igual forma, está emparentada con un jeroglífico egipcio que representaba una boca abierta. Por su parte, los fenicios le asignaron precisamente el nombre de ‘pe’, cuyo significado era el mismo. En el alfabeto fenicio ostentaba una forma similar a un gancho que asciende y se curva hacia la izquierda. Olvidando lo que representaba, los griegos la llamaron ‘pi’ y copiaron la forma fenicia en varias versiones. Una de ellas fue la que eligieron los romanos para su alfabeto. La ‘P’ de los romanos poseía cuatro formas diferentes: capital, uncial, minúscula y cursiva. Subsecuentemente, la ‘P’ mayúscula visigótica (circa siglo VIII) mantenía la forma semejante a la letra capital romana. Esta misma letra en el gótico del siglo XIII empieza a ser escrita con una sola línea continua. El trazo de la letra ‘P’ se fue modificando y llegó a ser cursivo, en los siglos XVI y XVII aparece abierta por la parte superior y su arco prolongado hacia la izquierda. En el alfabeto árabe no existe la letra ‘P’. En fonética es un sonido consonante obstruyente, oclusivo, bilabial y sordo, y figura entre las letras denominadas explosivas o instantáneas. Muchos vocablos latinos pasaron al español primitivo cambiando las ‘pes’ por ‘bes’; como en ‘capra’ por cabra, ‘capillus’ por cabello, o ‘capitĭa’ por cabeza. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘papa’. La ‘P’ es el símbolo del fósforo (del griego phosphoros: portador de luz). En física representa las abreviaturas de la presión y de la potencia, así como también es símbolo del protón. La ‘P’ es abreviatura de página, participio y también para Papa. En diseño tipográfico, el anillo de la ‘P’ debe alcanzar un poco más abajo de la mitad de la altura del asta. Y en ocasiones, en el trazo de algunas tipografías el anillo no cierra la forma por completo.

Q (cu)

Su origen es sumerio y tanto para ellos, como para los egipcios significaba ‘mono’ y representaba la cabeza de un mono. En el alfabeto fenicio existieron las letras ‘kaf’ y ‘qof’, tomadas del jeroglífico egipcio antes mencionado. Los griegos adoptaron dichas letras fenicias, nombrándolas ‘kappa’ y ‘qoppa’, respectivamente. La diferencia entre estas letras significó un problema para los romanos, pues tenía un sonido coincidente con la /c/ y la /k/. Sin embargo, ganó presencia en el latín, donde obtuvo la forma que hoy conocemos. En el español siempre que usa como diágrafo unida a una ‘u’ carente de sonido, aparece junto las letras ‘e’ o ‘i’, como alternativa al fonema /c/. Por lo tanto, es un fonema velar oclusivo sordo idéntico al fonema /c/. En lenguas como el latín, el italiano, el portugués o el catalán si se pronuncia la ‘u’ después de la ‘Q’. De igual forma, hay lenguas en donde la ‘Q’ no existe, como en el turco. La letra ‘Q’ es el símbolo de la moneda guatemalteca: el Quetzal, Además, ‘Q’ es un personaje de las películas y las novelas de James Bond. En matemáticas representa a un conjunto de números racionales En termodinámica representa la cantidad de calor En física representa la carga eléctrica. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘quebec’. En diseño tipográfico, la cola de la ‘Q’ se orienta hacia la derecha, su longitud es muy variable. La cola tiene diversas formas para trazarse, desde la conexión con la forma principal, la superposición con esta, la separación total, e inclusive una elegante forma de ‘z’.

R (erre)

Corresponde a la letra ‘R’ del alfabeto romano, que proviene del griego ‘rho’, surgida del signo fenicio ‘ros’, que significaba cabeza. Esta letra procede de un jeroglífico egipcio que representaba una cabeza humana vista de perfil. Los nombres que recibió esta letra en los alfabetos fenicio y hebreo recordaban dicho origen: ‘res’ o ‘resh’, que quieren decir ‘cabeza’. Los fenicios simplificaron el dibujo egipcio reduciéndolo a una ‘P’ invertida. La escritura griega varió el sentido de la letra dejándola en una forma parecida a la ‘P’. Hallaremos una letra en el alfabeto ruso (que proviene del cirílico) con una forma idéntica, pero reflejada especularmente, la ‘Я’, cuya pronunciación es totalmente distinta: ‘iá’. Los latinos copiaron la letra griega, pero como ya tenían la ‘P’, evitaron confusiones y crearon –entre los siglos IV al III a. C.– una nueva letra con un trazo descendente, para diferenciarla. En el español la ‘R’ tiene dos pronunciaciones: la ‘r’ simple intervocálica producida por una vibración de la punta de la lengua en la zona alveolar (fonema /r/). La otra con vibración lingual múltiple (fonema /rr/), cuyo sonido se designa como erre compuesta, o ‘r’ doble. En física representa a la resistencia eléctrica, al símbolo del roentgen (unidad de medida de exposición radiométrica). En geometría, representa una recta y al radio de una circunferencia o de una esfera. Encerrada dentro de un círculo es el símbolo de marca registrada ®. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘romeo’. En diseño tipográfico la cola de la ‘R’ termina con un remate hacia la derecha y el remate interno del asta se debe recortar para evitar un aglomeración en la base. Así mismo, una cola demasiado larga creará problemas de espaciado

S (ese)

Corresponde con la letra ‘S’ del alfabeto romano, que proviene del alfabeto griego ‘sigma’. Hay varias teorías que hablan de su origen:

  1. Una teoría afirma que viene del ideograma egipcio que representa a los dientes debido a la leyenda de la fundación de Tebas a cargo de Cadmo. Particularmente, la letra proto-sinaítica ‘shin’ significa diente (La leyenda cuenta que en Tebas no disponían de letras, Cadmo mató a una serpiente, le arrancó los dientes y los sembró, como si simbólicamente cultivara los instrumentos del buen hablar y cosechó los 16 dientes de las culebras como símbolo de las 16 primeras letras Actualmente es muy común representar una serpiente en la literatura moderna mediante la letra ‘S’).
  2. Otra teoría señala que la ‘S’ procede de un ideograma egipcio que representa un lago del que brotan dos juncos o lotos.

La escritura fenicia lo simplificó, eliminó las plantas y lo esquematizó con una figura angulosa parecida a una ‘W’. Los griegos le dieron un giro y lo renombraron como ‘sigmay’. Además, crearon dos versiones: una con líneas rectas y otra con líneas redondeadas. Los romanos recogieron esta última versión, y esa es la que llegó hasta el español. Hasta mediados el siglo XIX existían dos versiones de la ‘S’, una de ella llamada ‘S larga’ o ‘S alta’. La existencia de dos grafías diferentes proviene del griego clásico, en donde encontramos ‘σ’ y ‘ς’. La ‘S alta’ se usaba en el principio una palabra o dentro de esta, y la ‘S baja’ se reservaba para final de palabra. Debido a que la grafía de ‘ſ’ y de ‘f’ son parecidas, provocan confusiones frecuentes en la lectura de documentos antiguos. La unión de ambas letras da pie a la creación de la ‘doble s’ o ’eszett’ (ſs), una ligadura utilizada frecuentemente en el idioma alemán y que provoca confusión con la beta griega o la ‘B’ mayúscula. En fonética, es una consonante de sonido obstruyente, fricativo, alveolar y sordo. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘sierra’. En historia es el símbolo de siglo. En geografía es la abreviatura de Sur. En química, es el símbolo del azufre. En diseño tipográfico, el trazo de una ‘S’ debe presentar estabilidad en su base, así como curvas y enlaces suaves que generen aberturas anchas. Si posee remates, una elegante modulación de trazos y si fuera sans serif, puede mostrar terminaciones en diferentes ángulos.

T (te)

Corresponde con la letra ‘T’ del alfabeto romano. La letra T se originó de la vigésima letra del alfabeto proto-sinaítico que tenía el nombre de ‘tau’ y significa marca o signo. En las inscripciones jeroglíficas egipcias la hallamos representada por una figura similar a un pan horneado. Procede de un ideograma de la escritura egipcia que representa dos palos cruzados a modo de señal, del que se hicieron distintas esquematizaciones. Las más conocidas son las que pasan al alfabeto fenicio con forma de ‘X’ o de ‘+’, de donde derivan con ligeras modificaciones la ‘te’ de los alfabetos griego, etrusco y latino arcaico, donde aparece en la forma mayúscula que utilizamos hoy. Los tipos de imprenta definen los dibujos correspondientes a la mayúscula y minúscula actuales: T y t. En la fonética del español representa un sonido consonante obstruyente, oclusivo, dental y sordo. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘tango’. En química es el símbolo del tritio. En bioquímica es símbolo de la Timina. En física es símbolo de la temperatura absoluta. En diseño tipográfico, la ‘T’ crea la ilusión de ser una forma ancha, por ello debería ser dibujada más angosta que una ‘H’. Para las minúsculas, la ‘t’ suele tener el lado derecho de la barra más largo que el izquierdo y el enlace con el ascendente puede dibujarse recto o curvo.

U

Es la última de las vocales y corresponde con la letra ‘U’ del alfabeto romano. Su antepasada es la letra ‘vau’ fenicia, así como también lo es de ‘f’, la ‘v’ y la ‘y’. En el abecedario latino veremos que no existía la letra ‘U’, puesto que la ‘V’ era mayúscula y ‘u’ era la minúscula que le correspondía. La elección de dichas variaciones dependía del soporte de escritura: Es posible ver que cuando se escribía sobre piedra los trazos fueran rectos (‘V’), pero escrita a mano con tinta, los trazos fueran curvos (‘U’). Para la lectura, cuando aparecía al principio de una palabra se pronunciaba como consonante, pero cuando aparecía en medio, se pronunciaba como vocal. La normalización necesaria para la impresión y los criterios renacentistas diferenciaron con un signo al sonido vocálico y con otro al sonido consonántico. De tal suerte, se eligió ‘U/u’ para el sonido vocálico, y ‘V/v’ para el consonántico. En otras palabras, la ‘U’ es una forma evolucionada de la ‘V’ latina. Esta letra está en la categoría de las vocales débiles, se vuelve muda en las sílabas ‘que’, ‘qui’, ‘gue’ y ‘gui’. En castellano se utiliza la diéresis sobre la ‘u’ para indicar que dicha vocal debe pronunciarse. Se usa como conjunción disyuntiva antes de palabras que inician con ‘o’ y con ‘ho’. En química es el símbolo del uranio En bioquímica es la unidad de actividad enzimática En física es símbolo de la temperatura absoluta. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘uniform’. En diseño tipográfico, su trazo en las familias serif presenta las astas asimétricas en cuanto a grosor y ángulo de curvatura. En cuanto al dibujo de las sans serif, se puede presentar tanto la modulación de grosor como la simetría.

V (uve)

Su nombre es ‘uve’, puesto que históricamente fue una ‘u con el oficio de v’. En buena parte de América está más extendido el nombre ‘ve’, que suele ser acompañado por adjetivos, tales como: corta, chica, chiquita, pequeña o baja, para identificarla. Hasta la edición de 1947 del diccionario académico no aparecía con la denominación de ‘uve’. Su antepasada es la letra vau fenicia, así como también lo es de ‘f’, la ‘u’ y la ‘y’. Los etruscos la representaban con grafismo ‘V’ y hay que señalar que los romanos no distinguían entre el sonido vocal (U) y el sonido consonante (V). Por lo tanto, en la evolución hacia el castellano, las letras ‘u’ y ‘v’ se usaron indistintamente. Así continúo durante la Edad Media. En 1492 Antonio de Nebrija[2] promovió la necesidad de distinguir en la escritura la vocal ‘u’ de la consonante ‘v’, situación que se consolidó a partir del siglo XVI. A fines del siglo XVI, el tipógrafo holandés Louis Elzevir estableció la diferencia tipográfica entre ‘U’ y ‘V’ mayúsculas. En 1619 el alemán Zetner, hizo lo mismo con las formas minúsculas. Con el auge de la imprenta se había generalizado la práctica de diferenciar ambas letras nombrándolas como ‘u vocal’ y ‘v consonante’. Sin embargo, seguía escribiéndose tanto ‘voz’ como ‘uoz’, ‘ver’ como ‘uer’, o ‘uno como vno’, hasta que el primer diccionario académico dirimió el asunto. No existe en español diferencia alguna en la pronunciación de las letras ‘b’ y ‘v’. Las dos representan hoy el sonido bilabial sonoro /b/. En química es el símbolo del vanadio (V). En numeración romana representa al número 5. En electricidad es el símbolo del voltio. En física: a la magnitud de carácter vectorial. En el alfabeto radiofónico (o fonético aeronáutico) se le llama ‘victor’. En diseño tipográfico, la unión de los trazos de esta letra puede ser afilada o roma y se le nombra vértice.

W (uve doble)

Su nombre es uve doble, ve doble, doble ve o doble u. La forma primitiva de este grafismo fue una ‘VV’ (V doble). Denotaba la semiconsonante germánica ‘W’, y no tenía correspondencia en las lenguas romances, por tanto, el abecedario latino carecía de esta letra. Sin embargo, el contacto de los romanos con los germánicos y nórdicos en el siglo V obligó a la interpretación de aquel sonido para ser representado. Fue usada en el siglo VII por los primeros amanuenses anglosajones, representada con el dígrafo ‘uu’, de donde tomó su nombre. Fundamentalmente procede de dos idiomas que han trasladado palabras con ‘W’ al español: el alemán y el inglés. Su uso sólo aparecía en voces de procedencia extranjera, sin embargo, se ha castellanizado en voces como ‘vals’, ‘vagón’ o ‘vatio’, utilizando el sonido más parecido al del idioma de origen. Fue la última letra en incorporarse oficialmente al abecedario español en 1969 y es la que menos palabras encabeza en el diccionario. En la fonética, representa dos sonidos diferentes: el sonido bilabial sonoro /b/ y el sonido /u/, además como /gu/, cuando forma diptongo con la vocal siguiente. En física el símbolo del watt o vatio, utilizada para medir la potencia y el flujo radiante. También en física, representación del trabajo. En química, el símbolo del wolframio (o tungsteno). En el alfabeto radiofónico se le llama ‘whiskey’. En diseño tipográfico existen tres métodos para construirla: condensar dos ‘V’, expandir y superponer dos ‘V’, y recortar la primera ‘V’ con la segunda.

X (equis)

La equis actual corresponde con la letra ‘x’ de los alfabetos latino y griego moderno. Su origen exacto se desconoce. Se dice que fue invento del rey griego Palamedes[3]. Los griegos representaban el sonido [cs] o [gs] con dos letras hasta que se inventó un signo para sustituirlas. El nuevo signo pasó al alfabeto etrusco y de ahí lo tomó el latín. Los griegos representaban el sonido ‘ks’ con un signo derivado del ‘samek’ fenicio, dejándole el signo ‘x’. Representa sonidos diferentes según la posición que tenga en la palabra. En posición intervocálica o en final de palabra, representa el grupo consonántico /ks/ (o /gs/ en pronunciación relajada). En el inicio de las palabras la pronunciación más frecuente es la de /s/. Al final de una sílaba puede ser, en distintas regiones y según las consonantes que sigan: /s/ o /ks/ (en pronunciación más relajada /gs/). En español medieval era una letra muy común y se pronunciaba como el sonido /sh/. En el alfabeto radiofónico se le llama ‘x-ray’. En la numeración romana corresponde al número 10. En matemáticas es símbolo de la multiplicación y representa una variable desconocida. Se utiliza en el lugar de un nombre para no identificar a una persona. En los mapas se utilizar para delimitar o marcar fronteras. La equis también es capaz de anular o cancelar. En materia tipográfica, el asta izquierda será más ancha que la derecha, además el punto de enlace de ambas no está en el centro de la figura

Y (ye)

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española su nombre es ‘ye’. Proviene de la letra griega ípsilon, que se pronunciaba /u/, más tarde /y/, actualmente /i/. Inicialmente los romanos la transcribieron con el grafema ‘v’, hacia mediados del siglo I a. C. Los romanos utilizaron la letra ‘y’ para trascribir palabras de origen griego en las que se hallaba presente. La forma de la ‘y’ no ha cambiado en siglos, puesto que se reconoce su pasado en la escritura hierática egipcia. También está en los alfabetos milenarios de Medio Oriente (donde representaba una maza), en la vau fenicia. La letra vau fenicia también es antepasada de la ‘f’, la ‘u’ y la ‘v’. Los griegos le dieron su forma definitiva y la llamaron ípsilon. Desde 1726 se convirtió oficialmente en la conjunción copulativa del español, con excepción si la siguiente palabra empieza con ‘i’, en tal caso se sustituye por una ‘e’. Fonéticamente, la letra y puede representar dos fonemas distintos: uno vocálico y otro consonántico. En geometría es la 2ª coordenada de un punto; en genética designa al cromosoma sexual masculino; en matemática es una variable y en química designa al itrio. En el alfabeto radiofónico se le llama ‘yankee’. En diseño tipográfico los brazos de esta letra no son idénticos: en las ‘sans serif’, el izquierdo debe ser más grueso.

Z (zeta)

Su nombre es zeta, ceta, ceda o zeda. Es la última letra del alfabeto latino. Se originó en la escritura jeroglífica egipcia, de ahí pasó a la fenicia donde se representaba de forma muy parecida a la actual ‘I’ mayúscula. Posteriormente deriva en el ‘zai’ fenicio, cuyo significado en arameo es arma o puñal. La zeta apareció en el alfabeto romano, puesto que la tomó del griego para transcribir la letra ‘dseda’. Existía antiguamente en latín, pero en la época de Apio Claudio fue suprimida, volvió a introducirse a mediados del siglo I a.C. No fue hasta el abecedario latino que apareció la forma actual, su empleo estaba limitado a nombres procedentes del griego. En la fonética, su sonido es una consonante obstruyente, fricativa, interdental y sorda. En matemática representa al conjunto de números enteros. En química representa al número atómico. En el idioma español existen más de 3,000 palabras que inician con esta letra. En el alfabeto radiofónico se le llama ‘zulu’. En cuanto a la estructura tipográfica, una zeta no posee trazos del mismo grosor, sino variaciones que generan balance visual.


[1] Petrus Ramus (Pierre de la Ramée) retórico, humanista y lógico francés. Nació en Cuth en 1515 y murió en París en 1572.

[2] Antonio Martínez de Cala y Jarava (1441–1522), mejor conocido como Antonio de Nebrija o de Lebrija, fue un humanista, filólogo y latinista español del siglo XV, autor de la primera gramática española (1492) y del primer diccionario español (1495). Además fue historiador, pedagogo, gramático, astrónomo y poeta.

[3] En la mitología griega, Palamedes de Argos, hijo de Nauplio, era un héroe de singular ingenio. Entre diversas y fantásticas adjudicaciones, se dice que es inventor del juego de los dados, de los pesos y medidas, del calendario, de los faros, de la balanza, del disco &c. Y que adiestró a los griegos para combatir en formación.