La calle y las ciudades

as ciudades son una forma de organización social tan común para el ser humano, que regularmente, no tomamos un momento de reflexión entorno a ellas y acerca de su complejidad tan intrincada, como apasionante. Esta es una configuración social a la que nuestra especie –el ser humano– ha recurrido consistentemente en toda la extensión del planeta, en todos los ecosistemas, en casi todos los momentos de la historia, adaptándola al medio de tal forma, que sus manifestaciones se aprecian prácticamente en todas las civilizaciones. Las ciudades son un vaso contenedor de multitudes conglomeradas a causa de intereses marcadamente disímiles y en donde, a lo largo de un prolongado proceso histórico, se han definido como una condición definitiva de integración social para gestionar la subsistencia común.

Las ciudades son específicamente, el espacio donde se intercambian de forma cotidiana diversos flujos, comprendidos estos como bienes, materias, energías y comunicación entre aquellos seres humanos que en ellas residen. La ciudad, por tanto, es una serie de engranajes intercomunicados en un proceso cuyo mecanismo no descansa, pues carece de principio y de fin. La ciudad también es un sensible factor de desarrollo, considerada como responsable del contacto que estimula el crecimiento de un grupo humano.

“La mirada recorre las calles como páginas escritas: la ciudad dice  todo lo que debes pensar”
Ítalo Calvino

Figura 1. Las primeras ciudades aparecieron muy temprano en la historia, pero fue principalmente el desarrollo de la industria, durante los siglos XIX y XX, lo que desencadenó el crecimiento explosivo de las ciudades en Europa y América. Estas se convirtieron en los principales centros de actividad económica y atrajeron a una población cada vez más numerosa.

De acuerdo con Manuel Castells[1], –quien es profesor de Planificación de la Universidad de California, Berkeley– las ciudades son “sistemas vivos, fabricados, transformados y que experimentan las personas. Formas y funciones urbanas son producidos y gestionados por la interacción entre el espacio y la sociedad, es decir, por la relación histórica entre la conciencia humana, la materia, la energía y la información”.

Los espacios públicos de las ciudades suelen ser intrincados y confusos, se hallan poblados de una inmensa cantidad de información de toda índole, como consecuencia del incesante intercambio que ahí sucede. Parte de esa información es visual: formas, colores y letras. En los referente a las letras hallaremos letreros, frases e inclusos letras aisladas, que identifican lugares, situaciones y momentos de la ciudad.

Cabe asentar que tanta información en ocasiones pasa desapercibida por el ciudadano en su incesante trajín, sin embargo, ello no significa que no exista. Resulta relevante –y apasionante– recorrer estos magnos conglomerados con la intención de hallar y preservar fragmentos de ese sinfín de información visual circundante, que se manifiesta al espectador-transeúnte en aparente caos, para resignificarla con intenciones estéticas y de diseño, a nuestra conveniencia. [Véase Fig. 1]


[1] Castells, M. 1983. The City and the Grassroots: A cross-cultural theory of urban social movements. University of California Press, citado en Urán Arenas, O. “Urbe y ciudad: La necesaria distinción. Notas para un analisis sociológico y político de la realidad urbana”.